En Madrid, los niños juegan en los pasillos de los centros comerciales.
En Nablus, los niños juegan bajo los altares en memoria de los suicidas de la Segunda Intifada.
En Hebrón, los niños juegan en los patios traseros de sus casas, porque no pueden jugar en la calle, en algunas calles está prohibido el paso a los palestinos.
En Madrid, Mario, con 12 años, quiere ser Messi.
En Hebrón, Yusef, con 12 años, quiere ser Bojan (dorsal 11 del Barça)
En Hebrón, Ahmed, que tiene 12 años, lleva ladrillos a la obra en la que trabajamos los cooperantes internacionales, porque sabe que es nuestro regalo para ellos.
En Madrid, Pablo, que tiene 9 años juega al veo veo con sus padres.
En Jerusalén, algunos niños son retenidos y cacheados, humillados, interrogados y maltratados en los checkpoints. Los soldados que lo hacen no tienen más de 21 años.
En Hebrón, un niño de 5 años en Abraham Avinue lanza piedras a un anciano palestino.
En Madrid, a María, de 6 años no le gusta comer guisantes ni ir al colegio.
En Hebrón, una niña de 5 años quiere ayudar a los internacionales a llevar ladrillos hasta la obra del centro comunitario donde aprende inglés. No quiere ir si no le damos un trozo de ladrillo para que lo lleve.
En Hebrón, hay niños hijos de colonos que son entrenados por sus padres para cometer aquellos delitos contra los palestinos por los que nunca serán condenados - son menores de edad.
En Europa, la mayoría de mis amigos tienen problemas para que sus hijos dejen de jugar a la Nintendo antes de cenar.
En Hebrón, hay niños palestinos que nos ayudan en nuestro trabajo en la obra. Para ellos es una diversión.
En Jerusalén hay niños que asisten al colegio acompañados por un soldado. La paranoia es el mejor remedio contra la verdad.
En Madrid hay niños que faltan a clase y se van a los recreativos, a darse los primeros besitos y a beberse las primeras cervezas, a fumarse los primeros cigarrillos.
En Jerusalén hay niños palestinos que acuden a un centro comunitario para aprender dirección de cine. Estos niños me cuentan que la Universidad es muy cara para ellos, y que aprenden todo lo que pueden y está a su alcance, porque no tienen muchas oportunidades de hacerlo.
Los niños del centro comunitario HEB2, en Hebrón, nos han regalado esta visión del mundo.
ENSALADA DE CUSCUS Y COCO CON NARANJA Y ALBARICOQUES
INGREDIENTES
Cuscus precocido, 350 gr
Orejones de albaricoque, 175 gr [usar unos que no necesiten remojo]
Cebollino fresco, un manojo pequeño
Coco rallado, 2 cdas [15 grs]
Canela en polvo, 1 cta
Sal, pimienta, menta fresca
Aliño:
Aceite de oliva, 1 cda
Zumo de naranja, 2 cdas
Ralladura fina de naranja, ½ cta
Mostaza de grano entero, 1 cta
Miel, 1 cta
Menta fresca picada, 1 cda
El cuscus se prepara según las indicaciones del fabricante, y se reserva en la nevera hasta el momento de usarlo. Lo más adecuado es cocerlo al vapor.
Una vez frío el cuscus, preparamos el aliño batiendo todos los ingredientes hasta que queden bien integrados, lo ponemos sobre el cuscus y lo mezclamos bien.
Cortamos los orejones en tiras finas, y los añadimos al cuscus junto con el cebollino, la canela y el coco rallado, salpimentamos y espolvoreamos menta fresca por encima.
Esta ensalada se deja reposar en la nevera al menos una hora para que los sabores se asienten y se sirve muy fría, aunque también se puede tomar caliente si se desea. No debe servirse tibia o a temperatura ambiente, porque los sabores no destacarían.
Fuente: Platos ligeros, de Parragon