domingo, 29 de agosto de 2010

WELCOME TO PALESTINE... NO SON (solo) RECETAS

BIENVENIDOS.

A Palestina. Al aroma de la canela recién molida. A Israel. Al té con hierbabuena. A la Ciudad Vieja. Al café con cardamomo (gracias Shaul). A Jerusalén Este. Al mercado. A Cisjordania. A los encurtidos de colores. A Gaza. A los asentamientos. A Nablus. Al knaffe. A Dheiseh. A los subfusiles. A Hebrón, especialmente a Hebrón. A los niños de Hebrón. Al blog. A los sabores.


Lo dicho. Bienvenidos.

Blogs sobre el conflicto hay muchos. Es difícil explicar por qué uno más y por qué de esta manera, tan especial.

Recién llegada de Palestina, y con un trozo de corazón todavía allí (el trozo que late), la he perdido, qué cabeza la mía.

¿Alguien ha visto este pequeño intento de país? Me pareció verlo y de pronto ¡puf! desapareció. Y juraría que venía conmigo en la maleta, entre todas las cosas que nunca olvidaré. Creo que se quedó debajo de... no sé... ¿un pensamiento? ¿una sonrisa? Ah, no, ya recuerdo, quedó debajo de la cortina de humo que ha creado Israel para que todos creamos que Palestina nunca ha existido.

Sí, estoy segura, estaba ahí.

Sé que estaba, porque lo recuerdo. Tenía un país, con una nacionalidad, y una lengua. Tenía una bandera y un himno, y tenía su territorio, claro, con sus fronteras y todas esas cosas que se reducen a rayitas en un mapa. Tenía hombres y mujeres palestinos. Tenía una cultura, una forma de servir el té, y hasta un calendario laboral, que siempre es una cosa apañada para todo país que se precie.

Y nadie sabe qué pasó con todo esto. De pronto ya no está. Nunca ha estado. Nadie sabe qué es exactamente Palestina (¿será un pueblo, una nación, una religión, una identidad nacional...(ista)...?). Nadie sabe por que los palestinos se empeñan en tirar piedras a los israelíes, y nadie se ha preguntado jamás quiénes son y qué hacen las madres y abuelas palestinas, los nietos, los hijos, los hermanos, los alfareros, los campesinos y los albañiles, los jueces y las maestras de primaria. Porque, ya lo hemos dicho, no existen. Simplemente.

Me resisto a pensar que Palestina va a quedar reducida a un puñado de piedras (o de escombros). Palestina es un país y tiene una cultura, una cultura gastronómica (entre otras) que ha sido heredada de madres a hijas, un valioso patrimonio que no debe perderse.

Y como quiero contaros muchas cosas de este pequeño gran país, las voy a hilvanar entre recetas, para cumplir una doble función: recuperar la tradición culinaria palestina, a través de sus mujeres, y muy en especial de Hanadi, una mujer increíble que me ayudará desde el campo de refugiados de Dheiseh, en Belén, y contaros muchas de las cosas que he vivido aquí.

Bienvenidos. Ahlanwasahlan. Welcome. Baruj Haba.

9 comentarios:

  1. Vas a tener mucha suerte con este blog. Y tienes otra seguidora más, bueno tres (somos tres blogeros en uno). Besos

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  2. Suerte con tu proyecto que es muy bonito.

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  3. ¡Valiente y solidaria! Que tengas muchísima suerte en esta nueva meta que te has marcado.
    Ojala que se tome verdadera conciencia de todo ello y que todos nos volvieramos un poco más humanos.
    Besos.

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  4. Ya somos otra blogera más. Me encantará saber de Hanadi. Colaboraré lo que me sea posible. Suerte.

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  5. Por la injusticia...Suerte en tu lucha.
    Un beso.

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  6. Suerte!! los sueños solo los alcanzan las personas valientes...un beso

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  7. Al menos este blog te servirá para que Palestina no se borre de tu recuerdo. Palestina existe, por mucho que conducirla a la destrucción y a la desaparición.

    Nosotr@s estaremos aquí acompañándote en tu "viaje".

    Un beso.

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  8. Digo lo mismo que Yolanda!!!
    Cuenta conmigo en tu viaje.
    Besos!!!!

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